Tanto es así que antes de iniciar el proceso de fabricación, nos vimos obligados a emplazar toda una red de silos metálicos de almacenamiento de serrín, montando instalaciones a lo largo de todo el Pirineo e implicando en el proyecto a las explotaciones forestales más importantes de cada zona, empezando por Cataluña para continuar con Aragón y País Vasco, finalizando esta primera fase en el Sur de Francia.
En aquel momento era la única forma de asegurarnos un suministro regular de producto, evitando de paso el daño ecológico que se estaba produciendo.
Eran otros tiempos, en los que la terminología respeto medioambiental, desarrollo sostenible y alteraciones del ecosistema eran prácticamente desconocidas, siendo mínima la reglamentación al respecto.